El mito de la radiación del microondas

Cuando era chico recuerdo el boom de los microondas, todo el mundo compraba uno, nadie sabía para qué servía pero había que tenerlo.
Apenas veíamos uno queríamos saber cómo funcionaba, era mágico y nuestros padres no daban con la explicación correcta y racional sobre cómo funcionaba porque en la escuela jamás habían visto un tema semejante.
Las microondas se conocen hace mucho pero más allá de los radares recién se usó de forma comercial para calentar comida a mediados de los 50, pero los modelos accesibles recién llegaron en los 70s. Aquí en Argentina fue el boom en los 80s y con ellas un mito, basado en pura ignorancia: la radiación.
Las microondas son, efectivamente, una forma de radiación, con ondas que van del metro al milímetro, frecuencias de 300MHz a 300GHz cubren un amplio rango del espectro electromagnético y son muy útiles para transmitir información o, como su uso original, radares. Los satélites de comunicaciones usan estas frecuencias para comunicarse, son extremadamente comunes.
A diferencia de otras ondas de radio éstas van en línea recta, no sirven para instalar una radio AM/FM, no rebotan, van directo y si las tapamos no podremos recibir señal, algo que conocen muy bien los usuarios de televisió satelital donde hasta una tormenta les puede arruinar el día dominguero. Cuanto más alta la frecuencia más interferencia de cosas como la misma atmósfera.
Los microondas utilizan unos 2.4GHz, es una radiación no ionizante, es decir, no va a quedar nada irradiado por ponerlo en el horno, causa calentamiento dieléctrico ya que el agua suele bloquear estas frecuencias y por ende calentarse al absorverla. Si uno quisiera calentar vapor de agua, por ejemplo, necesitaría 22GHz, con los 2.4GHz sólo se calienta el agua líquida.

Si tuviésemos que calentar plasma para un reactor de fusión hablaríamos de 140GHz pero aquí estamos en la cocina de tu casa y trabaja a la misma que el WiFi, el Bluetooth y el GPS, si, exactamente la misma frecuencia. Pero la energía que contiene esta radiación es muy baja y no tiene una capacidad ionizante.
Obviamente meterse uno mismo en un horno microondas será siempre peligroso pero no por la radiación sino porque las moléculas de agua en nuestro cuerpo, que conforman el 75% de nuestro ser, se calentarían rápidamente. ESTAMOS HABLANDO DE METERNOS LITERALMENTE EN UN HORNO! que sea de microondas, de gas o leña es lo mismo

Pero vamos al mito, cuando era chico todos me decían que había que esperar los tres pitidos del microondas para que la radiación se disipara, yo les creía ¿Es que acaso quién me iba a mentir con eso? Si ya me había criado con la idea del holocausto nuclear no era ridículo para nada este razonamiento.
Pasaron los años y luego, ya más de viejo, me pregunté ¿Qué sentido tenía? La radiación usualmente proviene del objeto que, mientras decae, emite partículas alfa o beta, o en el peor de los casos rayos gamma, ¿cómo podía ser que un plato rancio de fideos recalentados pudiese emitir radiación alguna?
Pues bien, al no ser ionizante esto era una clara mentira, me enteré después, me habían engañado todos aquellos en quienes confiaba!... y que de paso ninguno sabía nada de física, no los culpo, el manual decía que había que esperar los tres pitidos de la campanita del horno, aclaraba que era para no quemarnos, pero la gente infirió que era para no quemarnos... con radiación.

Entonces imaginemos que lo que nos podía quemar era el Magnetrón todavía funcionando y emitiendo microondas, pues bien, resulta que la apertura del horno provoca el corte automático del magnetrón, es más, depende el modo que tengamos seleccionado del horno éste a veces no está emitiendo microondas.
Por ejemplo al descongelar, el hielo, por su estructura cristalina, no absorbe un cuerno de microondas, el modo para descongelar no descongela el hielo, la temperatura ambiente genera gotas de agua y el microondas calienta estas gotas y son éstas, hirviendo, las que derriten el hielo. Cada pequeña gota recalentada se hace cargo del hielo y así lentamente hace su trabajo. Para evitar que se vuelva vapor el microondas enciende y apaga el magnetrón a intervalos.
Pero bueno, somos cabeza duras y abrimos rapidísimo el horno para recibir una lluvia de radiación voluntaria ¿Nos llega? Pues bien, para un horno vacío el tiempo de eliminación de las ondas es de apenas 4.5 µs, con un horno lleno es de 45ns, nano segundos, micro segundos... ¿acaso algunos de ustedes es tan rápido?
Ni siquiera siendo el abredor de puertas más rápido del oeste podrías con la velocidad de propagación y eliminación de las microondas, es imposible.
Ahora bien, nunca faltó el que te diga que estar cerca de uno también provocaría irradiarte pero seguro que aquella persona no sabe qué es una cámara de Faraday. Todo el horno actúa como tal, la onda no puede escapar porque es una cámara metálica que absorbe y devuelve al magnetrón gran parte de la energía, es más probable que le entre señal desde afuera a que salga de éste.
Los límites en todas las regulaciones estan definidos por normas internacionales, pero ninguno de los hornos, ni los baratos, emiten ni un milésimo de lo permitido porque es muy fácil hacer un horno de chapa barata que es perfecto para contener las microondas. En este caso hasta lo barato sirve.
Al final era todo un mito! (salvo lo de meter la cabeza en uno, eso mata


Via este genial documento de Michael Vollmer que es profesor de física experimental en la Fachhochschule Brandenburg y tiene PhD de la Universidad de Heidelberg
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